Una técnica efectiva que no deja rastros
Las várices no son solamente un problema estético, sino que están vinculadas al flujo sanguíneo, la dilatación de las venas y la salud general de cada persona. Las técnicas con LASER surgieron como una alternativa para tratarlas sin dejar cicatrices ni manchas.
Las várices son la expresión más común y visible de la patología venosa. Se trata de la dilatación, elongación y tortuosidad de una vena superficial, acompañada de insuficiencia valvular. Es una enfermedad que afecta al 45 por ciento de la población, sobre todo a la población femenina, en una proporción de 3 a 1 respecto a los hombres.
Generalmente, su aparición se da después de la pubertad, es decir, entre los 20 y 30 años.
Para una mejor comprensión de cómo aparecen las várices y las arañitas, es conveniente recordar criterios básicos del funcionamiento del sistema venoso en los miembros inferiores:
1.El subsistema profundo: transcurre entre las masas musculares y no se visualiza
externamente.
2.El subsistema superficial: está constituido por las dos grandes venas safenas, la magna y la externa, que se visualizan por debajo de la piel. La magna es la vena que va por el lado interno de la pierna y el muslo y desemboca en la vena femoral. La vena externa nace en la vena dorsolateral externa del pie, asciende por la cara posterior de la pierna y desemboca en la vena poplítea. A lo largo de su trayecto, la vena externa recibe el aporte de otras venas superficiales.
3.El subsistema de las venas comunicantes: conecta a los dos subsistemas anteriores (superficial y profundo) y sus venas son muy numerosas.
Además, se debe considerar que la circulación venosa es centrípeta, es decir, corre de la periferia al corazón. Por este motivo, las venas presentan válvulas para evitar el reflujo sanguíneo.
El retorno venoso exige un gran costo energético, pues se produce contra la fuerza de la gravedad. Está dado por la contracción del ventrículo izquierdo, la contracción de los músculos periféricos (especialmente el de los gemelos y el de la pantorrilla) y la presión negativa de la cavidad torácica.
En la etiología (u origen) de la enfermedad varicosa, se consideran causas primarias y secundarias. Las primarias son componentes hereditarios, influencias
hormonales, malos hábitos alimentarios, obesidad, posturas laborales, uso de anticonceptivos, etc. Las secundarias son de origen determinado, como tumores intrapelvianos, múltiples embarazos, trombosis venosa profunda, entre otras causas.
Inicialmente, la enfermedad se presenta a través de pequeñas dilataciones de las venas más delgadas, las denominadas varículas o “arañitas”, que son minúsculas venas intradérmicas rojas o azules. Las dilataciónes de estas venas, mínimas en un principio, pueden llegar a desembocar en grandes dilataciones de las venas safenas.
Debe considerarse que la enfermedad varicosa implica tanto un problema estético como una patología del sistema circulatorio muy perjudicial para la salud general.
¿Cuáles son las distintas alternativas para tratarlo?
Los tratamientos tradicionales son la cirugía y las inyecciones esclerosantes (inyecciones con medicamento y analgésico que inflaman las paredes del vaso sanguíneo).
Sin embargo, la aparición de la terapia LÁSER ha marcado un terreno que reconoce marcadas ventajas.
En la Clínica Dra. Irene Bermejo, el tratamiento LÁSER se realiza mediante un equipo de última generación con actividad específica sobre esta patología venosa. Se trabaja con cabezales dirigidos a los vasos de mayor calibre, ya que son los que alimentan los derrames.
Se utiliza la irradiación con luz amplificada controlada (LÁSER) bajo protección analgésica, que se logra mediante frío direccional para evitar el dolor.
La sesión dura de 30 a 40 minutos y se repite entre 4 y 6 veces, en sesiones separadas a lo largo de 20 a 30 días, durante los cuales se trabaja sobre toda la superficie de la pierna.
El paciente queda en reposo sólo un par de horas, y luego vuelve a su actividad normal. Debe evitar exposición solar desde 20 a 30 días después de cada sesión con su especialista.
Comparado con los tratamientos convencionales, el LÁSER no requiere incisiones ni punciones quirúrgicas, con lo cual el paciente evita la anestesia general o local con fármacos, ya que no necesita suturas ni curaciones. El tratamiento tampoco deja manchas ni cicatrices o rastros.
La evolución posterior del paciente depende de medidas “higiénico-dietéticas” generales, como llevar adelante una dieta adecuada o una actividad física acorde con su edad.
Un masaje diario de cinco minutos también alivia los síntomas. No se recomienda
usar ropa ajustada ni tacones altos.
Para evitar la dilatación de las venas, se debe prevenir la exposición prolongada al calor y/o aplicar masajes de agua fría en las piernas. Si el paciente debe pasar muchas horas de pie o sentado, se le sugiere usar medias de compresión.
Várices y sus complicaciones
Las várices se forman cuando las válvulas de las venas superficiales no cierran bien. La sangre acaba acumulándose en las venas haciendo que se hinchen.
La vena está tan dilatada que acaba erosionando la piel hasta agujerearla, provocando sangrado al exterior. Las varices también pueden derivar en úlceras. Son fruto de una piel tan desgastada que acaba ulcerándose. La trombosis es otra consecuencia común y potencialmente peligrosa. Cuando la sangre no circula bien acaba creando coágulos, como el agua que se estanca. Con el movimiento, estos
coágulos pueden emigrar y llegar hasta el pulmón. Esto puede provocar un cuadro grave, como es la embolia pulmonar.
Ejercicios para el tratamiento de la insuficiencia venosa crónica